Plantas Perennes
Al contrario de lo que sucede con las plantas de temporada, este grupo está caracterizado por ser capaz de superar el invierno sin necesidad de perder los tallos y así aumentar de tamaño indefinidamente. Con esta definición, como puede suponer, tendríamos dentro del grupo a todos los árboles, arbustos y plantas que tienen los tallos protegidos por una corteza. Para reducir tan amplio conjunto de especies, sólo se hace referencia al grupo de plantas perennes que no son de gran tamaño y de las que destaca, por encima de otras características, su floración (de este grupo también quedan excluidas las bulbosas, ya tratadas anteriormente).
Existen tres tipos distintos de plantas perennes en función de su fragilidad. Por una parte están las que pierden las hojas en el otoño y pasan el invierno protegiendo sus yemas con resinas y escamas, como por ejemplo la hortensia.
Existe otro grupo que, sin perder las hojas, pueden mantenerse vivas hasta la primavera siguiente, porque toda la planta está adaptada a la bajada de las temperaturas y a la reducción del agua disponible, como ocurre con las adelfas.
Por último, encontramos las que necesitan de un invernadero que las proteja del frío, debido a que sus tejidos no soportan el hielo, ya que son muy frágiles, como en el caso de los geranios, los pendientes de la reina o las alegrías.
Si desde un primer momento han sido colocadas en una maceta de grandes dimensiones, no será necesario el trasplante. Bastará con fertilizar periódicamente, o bien sustituir la capa superficial de tierra por compost o mantillo nuevo. En caso contrario, cambie de maceta cuando el tamaño de la planta sea desproporcionado con respecto al del tiesto.
En algunos lugares, si la climatología lo permite, pueden plantarse directamente sobre el suelo y, con la adición de abono al comienzo de la primavera, se desarrollan sin ningún problema. En general, resulta indispensable conocer los requerimientos de la planta, así como la velocidad de crecimiento y su capacidad para soportar bajas temperaturas. Todos estos datos son esenciales para su plantación, porque así decidirá si puede vivir en el jardín o en una maceta, y desarrollarse a la intemperie o protegida durante el invierno.
Al igual que otras plantas perennes de flor, en climas cálidos y húmedos, la también denominada rosa de China, llega a alcanzar grandes tamaños y, si le plantea problemas de espacio, puede podar las ramas que más le convenga, manteniendo dos o tres tallos principales, para evitar que interfiera con el resto de plantas del jardín.
En la mayoría de los casos, esta operación no será necesaria, limitándose los cuidados a tareas de limpieza de ramas enfermas, hojas y flores secas, u obtención de tallos para su multiplicación a partir de esquejes.
La Hortensia
Para la mayoría de las plantas, la falta de agua actúa como factor limitador de su desarrollo. Cuando el sol es intenso, la mayor parte de ellas (aunque hay algunas capaces de aguantar un menor grado de humedad), entre las que se encuentra la hortensia, al no tener los mecanismos adecuados de retención de agua en sus hojas, tienden a ponerse mustias y, si no se repone de manera constante el nivel de humedad necesario, pueden llegar a secarse irreversiblemente. Durante los meses de radiación solar intensa, especialmente en climas muy calurosos, recuerde el beneficio que puede producirles estar al resguardo de otras plantas que les hagan sombra.